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En Gestalt, el trabajo terapéutico de los sueños puede realizarse de varias formas,  siempre considerándolos como proyecciones del soñante, por lo que solamente es la persona quien puede conocer el significado particular de su sueño. El terapeuta nunca los interpreta, solamente facilita el trabajo a partir de las diferentes técnicas y recursos de intervención para que cada quien llegue al significado de su sueño y pueda reintegrarlo a la totalidad de su personalidad, ya que por lo general son aspectos desconocidos, rechazados, negados, escindidos o alienados.

En Gestalt, los sueños se consideran proyecciones de la propia personalidad del soñante que contienen un valioso significado simbólico sobre su situación existencial. Esta información contenida en cada símbolo onírico se refiere a un campo de experiencia que no ha sido asimilada por la persona debido a diversos factores psicológicos que interfieren en la toma de conciencia.

Cada imagen onírica es una proyección de mensajes existenciales que se comunican a través del sueño, sin que la persona conozca conscientemente su significado, encontrar el significado le corresponde a la persona y no al terapeuta. Toda interpretación ajena no contribuye, sino por el contrario, distorsiona su  verdadero significado.

En el trabajo de los sueño, se busca que la persona vivencíe el acontecimiento onírico, experimentando cada situación y tomando conciencia de su peculiar forma de sentir y responder al mismo, de tal forma que el sueño sea experimentado y no solamente evocado o explicado.

Así mismo, es la persona quien construye inconscientemente su sueño, este proceso se conoce como elaboración onírica. Durante el día recopila una serie de imágenes e información, conocida como restos diurnos, que utiliza durante la noche para expresar en el sueño alguna situación relevante respecto de su vida. Cada imagen tomada de la realidad y trasladada al sueño mediante el proceso de elaboración onírica, corresponde a un determinado significado para el cual la imagen ha sido seleccionada obedeciendo al parecido, proximidad, relación o capacidad de representar simbólicamente aquel aspecto de la vida que se intenta comunicar durante el sueño.

Como todo este proceso se realiza al margen de los límites del Yo y de la conciencia, se puede considerar como un fenómeno pasivo, en el cual el contenido onírico permanece separado de la persona, quien por lo general tiene al despertar una sensación de rareza o extrañeza respecto a su sueño. No pudiendo identificar la cercanía que este guarda con su vida, solo siente que es algo muy extraño e incluso  ajeno y distante a su sí mismo.

El mensaje expresado en el contenido del sueño se encuentra íntimamente relacionado con experiencias, deseos, necesidades, temores o ideas que por algún motivo entran en contradicción con la escala de valores morales de la persona, a la vez que resultan contrarios a la idealización del Yo. Por lo que son extraídos del campo consciente y mantenidos fuera de su alcance, empleándose una gran cantidad de energía organísmica para este propósito.

Este material percibido de manera amenazante para la persona, se conoce en Gestalt como “la parte negada”, equivalente al concepto freudiano del contenido de lo reprimido. Se busca por todos los medios posibles, sin darse cabal cuenta de ello, de deshacerse de esta parte amenazante, expulsándola del sistema self mediante el mecanismo de la proyección, entre otros, y el cual es esencial para la elaboración onírica. La parte negada, por motivos diversos no se constituye en figura mientras se está despierto, se traslada al fondo de la experiencia, o del cuerpo mismo, desde donde permanece inquietante, desgastante e interfiriendo en el proceso natural de construcción-destrucción de gestalten. Cualquier interrupción a este proceso natural del organismo, se conoce como autointerrupción.

Las autointerrupciones de los sueños se consideran como estrategias defensivas que interfieren en la toma de conciencia de la persona. Más que proteger al Yo de las pulsiones internas o amenazas externas inadmisibles e indeseables, evitan el contacto, tanto interno como externo.

El organismo se autorregula mediante el:

 Ciclo de Contacto

(Perls, Goodman & Hefferline, “Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Personality”, 1951)

Se refiere a una serie de ciclos sucesivos en tres fases:

Precontacto, Contacto  y Postcontacto.

Dentro de estas, en términos generales, se observan 9 interfases:

  1. Reposo
  2. Excitación
  3. Sensación
  4. Formación de figura
  5. Movilización de la energía organísmica
  6. Acción motora de acercamiento al objeto
  7. Establecimiento del contacto final
  8. Acción motora de alejamiento del objeto
  9. Reposo

En los espacios interfase pueden ocurrir autointerrupciones para evitar dolor, sufrimiento, displacer, etc. Fritz Perls, fundador de la Terapia Gestáltica, describió cinco mecanismos de defensa (introyección, proyección, confluencia, deflexión, y retroflexión) que también se pueden encontrar durante el trabajo terapéutico de los sueños.

Al trabajar los sueños mediante las técnicas gestálticas, el rol pasivo de la persona se transforma y se convierten en un rol activo, desde el cual puede recuperar sus proyecciones, valiosas partes negadas y alienadas de su totalidad. Al prescindir de éstas partes o regiones del sí mismo, se constituye un modo de funcionamiento neurótico, precisamente por no disponerse de estos elementos también pertenecientes y necesarios al self.

Cada símbolo va encontrando su significado a través del trabajo del sueño y la persona va aprendiendo a tomar responsabilidad frente a sí mismo y frente a su vida, para situarse activamente frente a su existencia y prescindir de cualquier posición pasiva que solo le lleve a ser víctima indefensa de su destino.

Las técnicas empleadas

Tanto en terapia grupal como individual, por lo general se implementan de la siguiente manera:

  1. Narración del sueño en pasado
  2. Narración del sueño en presente
  3. Narración en primera persona
  4. Partición del sueño
  5. Desmembración del sueño
  6. Identificación de los principales elementos oníricos
  7. Identificación de la Figura onírica
  8. Identificación del Fondo onírico
  9. Exploración de la relación Figura-Fondo en el sueño
  10. Asignación de personajes y elementos oníricos
  11. Claves de argumentación
  12. Representación de personajes, papeles y elementos oníricos
  13. Transición del Contenido Manifiesto al Contenido Latente
  14. Toma de Conciencia
  15. Maximización del Contacto
  16. Cierre de la experiencia

Este procedimiento descrito, se ha integrado de esta manera únicamente con propósitos didácticos y de investigación, debe tenerse especial cuidado en considerar su procedimiento metodológico siempre en consonancia y apego a la singularidad de cada momento fenomenológico en el encuentro terapéutico del aquí y ahora de cada persona.

Son las gestalten inconclusas, lo que la persona experimenta, o se niega a experimentar, lo más significativo de su experiencia onírica. Le corresponde representar, comunicar y vivenciar cada elemento, persona, lugar o cosa de su sueño, y sentirlos, de forma tal que le permita recuperar cada parte escindida y alienada de su personalidad para disponer de mayores recursos de crecimiento y desarrollo personal.

 

Oscar Prettel B.

 

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