Un camino hacia el autoconocimiento, el desarrollo y la trascendencia…
La Psicoterapia Gestalt es un modelo de tratamiento psicológico que surge en los Estados Unidos creado por Fritz Perls.
El era un psicoanalista disidente, quien emigró de Europa, al igual que otros judíos, durante la posguerra. Paulatinamente, la Gestalt se desarrolló por una serie de seguidores y simpatizantes de las enseñanzas de Perls (Grupo de los Siete), quienes crearon el Instituto Gestalt de Nueva York en 1951, primer centro de este enfoque.
Gestalt es una palabra alemana que significa configuración o forma. Esta se compone de una figura y un fondo, en la que ambos son inseparables: la figura no existe por sí misma sin un fondo (contexto) que le proporciona sentido para ser comprendida.
Como psicoterapia, el trabajo busca la toma de conciencia de nuestra experiencia actual e inmediata: «el aquí y el ahora«, rehabilitar el sentimiento emocional y la sensación corporal (generalmente censurados), favorecer un contacto auténtico con los otros y con uno mismo, poner de manifiesto nuestras diferentes formas de bloqueo que interrumpen la satisfacción de nuestras necesidades, descubrir la forma como nos evadimos y descubrir nuestros miedos e inhibiciones.
En cada sesión, se busca “experimentar” o “vivenciar” la manera como respondemos a cada situación de nuestra vida, cómo logramos el ajuste creativo en nuestro medio ambiente: la integración de nuestra experiencia presente y los mecanismos de defensa o resistencia mas utilizados.
En la Gestalt confiamos en la capacidad que tiene el organismo humano para autorregularse y preservarse en armonía y equilibrio con su medio ambiente. La creatividad juega un papel sumamente importante para llevar a cabo diversas actividades, que denominamos ajuste creativo. Este le permite al organismo adaptarse a los cambios de su entorno. Así mismo, la espontaneidad tiene también un papel importante en la vida de las personas.
La Gestalt se practica hoy en día con objetivos muy diversos: psicoterapia individual, de parejas, familiar, infantil, de grupo; también en el seno de las más diversas instituciones, como escuelas, hospitales, empresas, entre otras.
La terapia Gestalt ha sido designada también como: la terapia del aquí y el ahora, psicoanálisis existencial, terapia integrativa, psicodrama imaginario; y tal vez más atinadamente, terapia de contacto.
En nuestro medio, existe un vasto número de escuelas y enfoques psicoterapéuticos, que para fines de organización y sistematización del trabajo, se han podido agrupar en dos grandes bloques, donde el psicoanálisis aparece como la primera fuerza y el conductismo como la segunda fuerza. A partir de los años 50´s, surge un nuevo movimiento denominado como la tercera fuerza, que es la psicoterapia humanista. Dentro de este bloque, la escuela de la Gestalt constituye uno de los modelos más originales y “es reconocida hoy mundialmente como una corriente de vanguardia de las más fructíferas. Sus técnicas se aplican cada día en mayor cantidad y con mayor éxito en el tratamiento de individuos, parejas o grupos conflictuados por asuntos inconclusos y por un exceso de introyecciones psicopatológicas. En el descubrimiento de técnicas originales ya ha rendido notables frutos” (Erving y Miriam Polster).
A diferencia del psicoanálisis y del conductismo, constituye una «tercera vía» que busca el comprender y aprender, pero sobre todo «el experienciar» con el propósito de ampliar el campo de vivencias y la capacidad de elección, tratando de salir del determinismo del pasado y del medio para ir al encuentro de la libertad y la responsabilidad.
El ser humano es un ser consciente de sí mismo y de cuanto le rodea. Toma conciencia en el momento mismo de su experiencia con y en el mundo. Esta ocurre en un tiempo presente. En la conciencia asume su experiencia y se hace responsable de la misma, ya sea que esta le agrade o no coincida con la imagen idealizada que tiene de si mismo. Cuando no coincide, la persona siente temor y resistencia para enfrentarse con sus aspectos indeseables. Desarrolla entonces pautas defensivas y mecanismos de evitación que interfieren en su autopercepción y toma de conciencia.
La Gestalt pretende llevar a la persona al descubrimiento y a la integración de estas partes negadas de la personalidad que son escindidas y alienadas de la personalidad total del individuo. Con eso, busca reconstruir las defensas y heridas afectivas que lo llevaron a tal alienación.
El trabajo psicoterapéutico es un proceso paulatino y gradual, en que la persona debe tenerse paciencia y comprender que su proceso se desarrolla solamente con el tiempo necesario para llegar al crecimiento y desarrollo pleno de sus potencialidades humanas. Las técnicas utilizadas durante el proceso sirven como apoyo para la exploración y revisión de la realidad, tanto personal como interpersonal. Se generan profundos movimientos en la dinámica interna de la personalidad (en el nivel de comprensión y conciencia), y en la manera como nos relacionamos con los demás.
Durante este proceso, se busca establecer con el paciente una relación de trabajo cercana, afectuosa, y de compromiso profundo y absoluto respeto. El terapeuta debe inspirar seguridad, confianza, pericia y autenticidad. Del paciente se exige el «deseo» de conocerse mejor y superar sus dificultades de vida. Obedece a un deseo y no a una «necesidad«, como comúnmente las personas suelen creerlo. En ocasiones, manifestándolo con expresiones como “cuando yo lo necesite, lo haré…”. Finalmente, podemos decir que la psicoterapia Gestalt es para todas aquellas personas que deseen conocerse profundamente y superar cualquier situación que inhiba su plena autorrealización. ¡Una eficaz forma de encontrar sentido a la propia existencia y hacer de esta vida ¡algo digno de ser vivido intensamente!
Sin embargo, existe al respecto una gran controversia en nuestro medio, ya que también es muy cierto que se puede requerir del tratamiento psicológico en aquellas circunstancias en las cuales la persona no se encuentra en condiciones físicas o mentales para “consentir”, y por lo tanto, de “desear” estar en una terapia. Y no obstante, es imprescindible ofrecer el tratamiento psicológico, sobre todo cuando existe riesgo para la seguridad e integridad del afectado o de terceros. Desde la perspectiva de la Psicoterapia Gestalt, hay mucho que ofrecerse, en estos casos.